martes, 26 de febrero de 2013

La sangrienta novela Siria: III parte


Comenzando el mes de diciembre, la guerra avanzaba a un nivel más brutal. Justo en esa semana, Obama acusó, como su predecesor Bush con Saddam Hussein, de que el régimen sirio quería usar armas químicas contra los rebeldes. Ya parecía “cuento viejo”, está declaración. Asimismo la OTAN, aceptaba el pedido de uno de sus miembros: Turquía. De instalar baterías anti misiles en la frontera con Siria para defender “Su soberanía”. El escenario, movía sus piezas de ajedrez. El contingente de tropas que manejan dichos aparatos, iba a llegar en oleadas en los siguientes dos meses. En total serían unos 1200 soldados.

 

Para el 5 de diciembre, la guerra tocaba el aeropuerto de Damasco. Obligando al atribulado país a cortar el tráfico aéreo, debido a los intensos combates desarrollados en el área. Líbano, vecino de Siria, volvía a recordar el horror de la guerra civil inter-étnica que sufrió en los ochenta…con cada disparo o bombazo que cruzaba su frontera. Se desarrollaban violentos choques armados entre los partidarios y opositores de Assad por el control de las ciudades fronterizas, ya son zonas estratégicas del flujo de armas para los rebeldes. Mientras el fantasma de la guerra química se acrecentaba, un portaaviones norteamericano rondaba el Mediterráneo en espera de nuevas órdenes. 


A mediados del mes, propagó una noticia increíble: el mandatario sirio buscaría asilo político en algún país que integraba el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), ya sea Ecuador, Venezuela o Nicaragua. Justo la Unión Europea, la cara civil de la OTAN recibía el premio nobel de la paz. Asimismo se hablaba de que Rusia, estaba por abandonar a su otrora aliado a su suerte. Como pasó con Afganistán a finales de la guerra fría, siendo finalmente devorada por la violencia brutal del integrismo religioso de los talibanes. En medio de estas noticias con tintes surrealistas, la única realidad era los bombazos inclusive con misiles Scud, la miseria, el hambre y finalmente la muerte.


El 14 de diciembre de 2012, el ministro de defensa de EEUU León Panetta hizo una visita poco inusual a la base militar de  Incirlik, en  el sur de Turquía. Visto en cierto sentido, como una especie de provocación. El sitio, donde el funcionario visitaba a las tropas estadounidenses estaba a sesenta kilómetros del frente de batalla. ¿Casualidad o parte de un plan de estratégico para impulsar el cambio de régimen en una región geoestratégica? Esa respuesta lo sabremos en un  futuro no tan lejano.  Entretanto varios medios hablaban que se entretejía una alianza entre Occidente y los fundamentalistas islámicos para derrocar a su enemigo común, como lo hicieron contra los soviéticos en Afganistán durante la época de la bipolaridad.




A finales de diciembre, todos los días era el Apocalipsis. Dada esa histeria colectiva por la profecía maya del fin de los tiempos. En la navidad, la diplomacia hizo la última reunión del año para tratar de buscar ese imposible acuerdo de paz. Tratando de detener la orgía de sangre. Al mismo tiempo, fuentes del bando rebelde hablaban sin confirmar que el gobierno ya había usado armas químicas en algunas localidades que estaban en la línea del frente de batalla.  Por más extraño que parezca, las potencias occidentales no hicieron eco de esta información e incluso lo tomaron con una calma bastante extraña.



Al comenzar el 2013, la lucha se concentraba ahora en atacar o capturar las bases aéreas del ejército sirio.  El aeropuerto de Alepo, se volvió un objetivo estratégico, para lograr el control absoluto de la ciudad disputada. Entretanto la flota rusa, junto a una compañía de marines, se encaminaba al puerto de Tartus para reforzar su posición en Medio Oriente y evacuar a sus ciudadanos del horror del conflicto.

 

 El 14 de enero de 2013, los rebeldes obtenían una victoria estratégica al capturar la base aérea de Tafanaz asediada hacía tres meses. Restando significativamente el abrumador poder aéreo del ejército gubernamental que bloqueaba al avance de los insurgentes. Esta nueva fase de la guerra, se debía a la continua negativa de la OTAN en implementar una zona de exclusión aérea como pasó con Libia en 2011. Se capturo armamento de tipo anti-aéreo, documentos y suministros. Otra cosa importante era, que el peso de la guerra lo llevaban los islamistas radicales…en detrimento de la oposición laica, cuya presencia es cuasi anecdótica. Para variar el sufrimiento de la población civil, se incrementaba por las nevadas del invierno inclemente….más las carencias provocadas por el conflicto. Parecía que sobrevivir un día más, se había vuelto un lujo.



A finales de ese mes, la internacionalización de la guerra llegaba a un nuevo nivel con el ataque aéreo israelí a un centro de investigación. La información no fue desmentida ni confirmada por el estado hebreo, una reacción bastante típica. Pero era un indicativo de que la guerra civil traspasaba las fronteras de los estados vecinos: Ya sea con la llegada de cientos de miles de refugiados, combatientes extranjeros islamistas, armas de contrabando y “balas perdidas”.


Las potencias, aburridas de esperar el desarrollo de los acontecimientos en Siria. Se encaminaron a una nueva aventura por el uranio de Mali, donde la gente no hiciera muchas preguntas y su accionar aplaudido como un gesto desinteresado. Al mismo tiempo anunciaban su victoria en Afganistán con las “retiradas triunfales”. La guerra en el siglo XXI, tiene ciertos caracteres surrealistas: ya no se trata de conquistar territorios o avanzar posiciones… sino de mostrarse es un estado de limbo espiritual, donde el resultado es incierto e incomprensible.


A casi dos años de cumplirse el conflicto, vemos un feroz ajuste de intereses geoestratégicos por parte de países interesados. Tercerizando operaciones militares, para no tener que mancharse las manos de sangre. La experiencia de Iraq, creo que fue demasiado terrible para los que deseaban instaurar la democracia “made USA” a punta de misiles inteligentes. Sin importar que las balas, cañonazos y coche bombas de uno u otro bando combatiente… los inocentes llevan la peor parte. Especialmente la infancia, que nunca podrán recuperar. Tal vez este año termine la guerra o puede ser la escalada de algo peor.


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